Introducción
¡Hola a todos! Hoy nos adentraremos en un tema que ha capturado la imaginación de muchos: los Anunnakis. Si alguna vez te has preguntado sobre orígenes misteriosos o la conexión entre antiguas mitologías y teorías más modernas, este tema es para vos. Vamos a desglosarlo de una manera sencilla y fascinante.
¿Quiénes son los Anunnakis?
La palabra “Anunnaki” tiene sus raíces en la mitología sumeria, y se interpreta comúnmente como “hijos de Anu” o “los venidos del cielo“. Según los relatos mesopotámicos, eran considerados los dioses más poderosos y habitaban en el cielo junto a Anu. Lo interesante es que, aunque los científicos los catalogan como mitología, hay un asombroso parecido entre los dioses sumerios y deidades de otras culturas, como Zeus, Ares o Thor, e incluso dioses prehispánicos1
Una de las teorías más populares, que ha dado mucho de qué hablar, proviene de las transcripciones del azerbaiyano Zacarías Sitchin. Hay mucha información en internet sobre este señor. En cortas, fue un arqueólogo “independiente” que se puso a traducir las tablillas sumerias y fue el autor del mito de los Anunnakis.
Según Sitchin, los Anunnakis no eran deidades en el sentido tradicional, sino seres de otro planeta.
Estos seres, de unos 3 metros de altura, piel blanca, cabellos negros y barba, supuestamente llegaron de un planeta llamado Nibiru hace unos 450.000 años. Imagina Nibiru como un planeta del tamaño de Urano, pero terraformado.
¿Por qué vinieron a la Tierra?
Los Anunnakis habían enfrentado guerras con otras razas, como los Reptilianos, y su propia atmósfera en Nibiru estaba dañada. Necesitaban reconstruirla, y encontraron en el oro el elemento clave. ¿Por qué oro? Porque es el elemento más liviano y el que mejor puede proteger de los rayos cósmicos. La idea era básicamente diseminar partículas de oro en su atmósfera para que refleje la radiación, algo así como un “efecto invernadero”. Así que Anu, su jerarca, los envió a varios planetas, incluida la Tierra, en busca de este valioso metal.
Cuando llegaron a la Tierra, hace aproximadamente 450.000 años, encontraron vida homínida. Aunque pensaban que este planeta estaba destruido como Marte o Maldek (un planeta entre Marte y Júpiter que se dice fue destruido), se asentaron en Mesopotamia, una zona que entonces era una jungla cálida y adecuada para ellos.
La Creación del Homo Sapiens
Al principio, los Anunnakis extraían el oro ellos mismos, pero se dieron cuenta de que para ser más eficientes, necesitaban una raza servil. Aquí es donde entramos nosotros. Fue así que aceleraron la evolución del Neandertal a Homo Sapiens mediante ingeniería genética. Tomaron homínidos existentes y los mezclaron con su propia genética Anunnaki, creando una “nueva versión” de lo que ya existía.
El objetivo era diseñar una raza que fuera servil, que los alabara como “dioses” y que siguiera sus órdenes. Los Anunnakis medían unos 3 metros, mientras que los humanos fueron diseñados con una estatura de 1.70 a 1.80 metros, un tamaño apropiado para el trabajo que tenían que hacer.
Esto es lo que explica la inexistencia del famoso “eslabón perdido”. Para los que no lo conocen, sería ese paso en la evolución que aparentemente nos “salteamos” al pasar de NEandertal a Homo Sapiens. No hay explicación de cómo evolucionamos tan rápido en tan poco tiempo. ¿Será que tuvimos una pequeña ayudita…?
Anunnakis “humanizados”
Una vez que los Anunnakis estuvieron en la Tierra, las cosas se complicaron. Empezaron a pelear entre ellos y a usar a los humanos no solo para el oro, sino también para sus propios intereses. El Libro de Enoc, por ejemplo, menciona cómo los “ángeles caídos” (interpretados como Anunnakis) se mezclaron con las mujeres de la Tierra, dando origen a “gigantes” o “semidioses”, como Hércules.
Estas luchas derivaron en guerras con bombas nucleares que duraron miles de años, contaminando el planeta, creando desiertos y, eventualmente, afectando la salud de estos “dioses creadores”.
Cabe aclarar que estos seres “caidos del cielo” no eran necesariamente seres evolucionados. No espiritualmente, al menos. Recordemos que la evolución tecnológica no implica un elevado desarrollo espiritual. Muchas veces ocurre justo lo contrario.
El Diluvio Universal
Con su planeta Nibiru supuestamente reconstruido y su propósito cumplido, los Anunnakis consideraron exterminar a la raza humana, ya que no les servía. Es aquí donde entra el famoso Diluvio Universal, ocurrido hace unos 13.000 años. Enki, uno de los hijos de Anu, intervino para que algunos humanos y especies sobrevivieran (¿Te suena a alguna historia de la Biblia?).
Pero, ¿por qué no nos exterminaron del todo? La respuesta se vincula con un plan galáctico mucho mayor.
Debido a las Guerras de Orión, muchas almas quedaron sin cuerpos para encarnar (recordemos que producto de estos entrentamientos se destruyeron planetas y civilizaciones enteras). Las Federaciones Galácticas, que no pueden romper la ley de la no-intervención directa, permitieron que “grupos rebeldes” como los Anunnakis hicieran el “trabajo sucio” de regenerar la vida en muchos planetas, incluida la Tierra.
Para aclarar lo anterior, recordemos que la Federación NO PUEDE INTERVENIR en el proceso evolutivo de una especie (o al menos no debería). Es por ello que tienen prohibido insertar o modificar una raza una vez que ya existe un proyecto evolutivo en curso (lo que eran los homínidos en el planeta Tierra). Fue así que “contrataron” a los Anunnakis para que ellos se encargasen de “acelerar” el proceso evolutivo de los homínidos y crear las condiciones para que éstos se reprodujeran a mansalva, creando nuevos contenedores para las tantas almas que necesitaban encarnar y curar sus experiencias pasadas. Recomiendo leer el artículo de las Guerras de Orión (perdón por ser repetitivo).
La Cuarentena planetaria
Así, la Tierra se convirtió en un “planeta hospital” para que estas almas traumatizadas pudieran encarnar y sanar. Para ello, una parte crucial fue la introducción de la Luna, un cuerpo artificial que emana una “malla de frecuencia”. Esta malla tiene un propósito didáctico: impedir que recordemos nuestras vidas pasadas estelares y los traumas de las guerras, facilitando un proceso de sanación sin el peso del pasado. Es como si se borrara una parte de nuestra memoria para poder empezar de nuevo, sin el trauma de haber matado o sufrido atrocidades.
Si bien esta malla busca sanar, las guerras y conflictos en la Tierra podrían ser un reflejo de esas antiguas batallas galácticas, una manifestación de lo que sucedió “arriba”. De hecho, se sugiere que las personas en la Tierra pueden clasificarse en: quienes fueron “asesinos” o “mercenarios” en esas guerras, quienes fueron “carne de cañón”, y quienes sufrieron traumas severos. Este último grupo, el más numeroso, es el que necesita sanar. Solo un pequeño porcentaje, las “semillas estelares“, vienen con una misión diferente.
Después del diluvio, civilizaciones como la sumeria, egipcia y china fueron reestructuradas, con la intención de que estas almas encarnaran en cuerpos más “limpios” y tuvieran la oportunidad de curarse.
Conclusión
Como ven, la historia de los Anunnakis, según estas interpretaciones, es mucho más que un simple mito. Nos invita a reflexionar sobre nuestro origen, el propósito de la vida en la Tierra y la posible conexión con un universo mucho más complejo y antiguo de lo que imaginamos.
¿Qué pensás de esta historia? ¿Resuena con vos? Te invito a que me escribas y me hagas llegar tus comentarios acá.